jueves, 24 de octubre de 2019

Días de lluvia


Habiendo vivido siempre en un clima mediterráneo, y por tanto, con cielo predominantemente soleado, estos días grises, lluviosos y tristes, para algunos, a mi me gustan especialmente y me han lanzado a tratar los movimientos que más me gustan de mis compositores favoritos, BMBM. No son, por supuesto, nada en lo que  no coincida con la gran mayoría. Bach, Mozart, Beethoven y Mahler. No son piezas tristes, quizá melancólicas pero extraordinariamente bellas.
La sensacional serie de conciertos para oboe de Antonio Vivaldi y Tomaso Albinoni representan para muchos el apogeo de la literatura musical barroca para dicho instrumento. Y sin embargo, y  como siempre,  aparece Johann Sebastian Bach para hacer de esta historia algo más complejo y fascinante. Bach se impone frente a todos los otros. Guste o no, (y a quien no, que se lo haga mirar), su música domina el arte occidental por su perfección estructural y por su tono espiritual (que no significa religioso), por su impecable factura y su extraordinaria organización melódica y rítmica.
Bach no pudo resistir al fantástico timbre del oboe, tan profundo y dulce, tan elástico y expresivo al mismo tiempo. Para dicho instrumento Bach compuso, durante los años de Leipzig a partir de 1723, el concierto BWV 1060a para violín y oboe en do menor, cuya partitura original, que desafortunadamente se perdió, fue reconstruida en su totalidad gracias a una trascripción del mismo concierto compuesta por Bach para dos claves. Entremos, pues, en este concierto y veamos por qué «inicialmente estaba Bach…, y después los demás».
Es dificilísimo elegir una pieza sólo entre todo J.S. Bach, pero puestos a ello me decido por el Adagio del Concierto para Oboe y Violín BWV 1060. El Adagio, es pura ternura y dulzura: Bach nos regala un momento de puro placer musical. Las cuerdas pellizcadas de la orquesta acompañan el diálogo entre el violín y el oboe: el vertiginoso juego del movimiento anterior parece parar, desaparecer, para transformarse en pura meditación. Las dos solistas dejan de correr entre estribillos y cadencias para agarrarse de la mano, mirarse a los ojos y caminar silenciosamente. Pero la pausa dura escasos minutos: justo el tiempo para tomar energía, recuperar fuerzas y volver a correr en el siguiente movimiento.
Entre los muchos momentos felices que hay en esta obra, destacan en especial los bellos episodios en que Bach hace trabajar a los solistas en forma paralela, creando ámbitos melódicos y armónicos de gran profundidad.
El caso es que este concierto está sin duda entre las mejores creaciones instrumentales de Bach, a la altura de los mejores momentos de sus espléndidos Conciertos de Brandenburgo y fue escrito, probablemente, en el período entre 1717 y 1723.
Entre lo que he encontrado, esta versión me ha gustado especialmente. Es Agne Doveikaite-Rubine (violín), Juste Gelgotaite (oboe) y Kremerata Baltica Chamber Orchestra.


El 7 de octubre de 1791 Mozart escribe una carta a su mujer en la que le informa que ha terminado la orquestación de un Concierto para clarinete dedicado a Anton Stadler, quien ya era el dedicatario del Quinteto para clarinete k 581. Al parecer, Mozart, que adoraba la sonoridad del clarinete, ya había escrito un boceto en 1789 para corno de basset (clarinete grave) que según las investigaciones constituyó la primera versión del Concierto para clarinete hoy conocido. Pese a que la partitura autógrafa de ese esbozo se perdió, la misma se ha podido reconstruir mediante algunos apuntes realizados por Mozart. La recensión más antigua que se conserva de este concierto es ya una adaptación para clarinete común.
El clarinete fue una de las más bellas conquistas de la orquesta del siglo XVIII y Mozart ya dio buena cuenta de sus posibilidades . Mozart se enamoró de este instrumento cuya sonoridad es del todo inimitable y que sólo puede ser igualada por la voz humana. Es posiblemente el movimiento en el que Mozart trató de acercarse más a la voz humana mediante un instrumento solista. De apenas cien compases de duración, esta joya pasa por ser uno de los movimientos más puros y emocionantes de toda la producción mozartiana.
Se estreno el 16 de Octubre de 1791, un mes y medio ante de la muerte de Mozart. Stadler tocó el concierto en Praga en el esreno, y su actuación fue favorablemente recibida aunque no se mencionaba el trabajo de Mozart.
En una encuesta de la BBC, cadena de música clásica, se llegó a la conclusión que era el concierto que más veces se interpretaba diariamente en el mundo.
Por supuesto es el Adagio del Concierto para clarinete nº 1 KV 622 de W.A. Mozart y está interpretado por Arngunnur Árnadóttir, clarinete, y la Iceland Symphony Orchestra dirigida por Cornelius Meister.
En cuanto empieza éste adagio a mi se me pone la carne de gallina y me quedo sin respiración hasta que me sale un gran suspiro. Y si se pone uno melancólico hasta puede que salga alguna lágrima.


La Novena de Beethoven se estrenó en 1824 . El tercer movimiento, Adagio, comienza con breves recapitulaciones de los movimientos anteriores, a los cuales los violonchelos contestan con comentarios inicialmente pensados para la voz humana. Finalmente, el bajo irrumpe con una llamada "Amigos no en esos tonos..." tras lo cual la melodía basada en la oda es tocada, primero por la orquesta, y luego por el coro.
En el Adagio, hay un tema principal, luego un Andante, una variación del tema principal, un segundo Andante que es prácticamente la repetición del primero, luego una segunda variación del tema principal y, finalmente, una Coda muy diferente a todo lo anterior. Contiene dos temas idílicos con sus variaciones. Destacan unos solos de trompa compuestos expresamente por Beethoven para el instrumentista de la cuarta trompa. En la parte final se escuchan dos compases patéticos del principio de la obra, pero el movimiento termina en un ambiente de apacible calma.
Adagio molto e cantabile, Andante moderato, tempo primo, andante moderato, adagio, lo stesso tempo, términos musicales italianos que no es preciso dominar para recrearse con la caricia para los oídos que supone este tercer movimiento.
He dudado entre la versión de Barenboim con la West-Eastern Divan Orchestra o la de Karajan con la Filarmónica de Berlin. He elegido, tras varias visiones, el Tercer movimiento - Sinfonía nº 9 de Beethoven dirigido por Karajan.


Éste adagio  siempre me altera. Es una sensación de subir y bajar, de dar vueltas alrededor de lo mismo pero sin ser vueltas concéntricas. Me viene a la cabeza el atractor de Lorenz  Cuando tiendes a alejarte te atrae al centro de nuevo y así sucesivamente. Y además,  “me pone”.



Mahler, para mi, es el último compositor de música clásica.  Se puede discutir el asunto y seguro que sale algún otro posterior (quizá Strauss). Pero para mí es así. También me resultó difícil elegir algo. La Despedida de su Canción de la Tierra me encanta, pero ya la he puesto. Últimamente he escuchado de nuevo sus sinfonías y me he decidido por la Sinfonía nº 2 “Resurrección”.
Mahler presentó su obra al entonces eminente director Hans von Bülow, que tuvo una reacción sumamente desfavorable y la consideró antimusical. Profundamente desanimado, no obstante no abandonó su obra y posteriormente regresó al movimiento, agregando tres más a fines de 1893 - eran los cuatro primeros de la sinfonía que conocemos. Dejó la obra por un tiempo, sintiendo que necesitaba un final.
Mahler diseñó un programa narrativo para la obra que reveló a varias de sus amistades. Sin embargo, no aprobó su difusión pública, aunque en la actualidad siempre se divulga en los programas de concierto. Esta Segunda Sinfonía apunta hacia lo trascendental, hacia un estado de felicidad total, sólo accesible a través de la conquista y el renunciamiento de la realidad tangible del " hermoso mundo". El tema fundamental de la obra es "moriré por vivir". Y así lo escribió:

Me planteo una serie de cuestiones (¿Por que has vivido? ¿Por que has sufrido? ¿Es todo esto una enorme y horrenda broma?) que solo se podrán resolver si es cierto que hay una vida después de la muerte”
“En cualquier caso, daré las respuestas en el último movimiento de la obra”.

En la parte final del 5º movimiento, los coros entran en pianissimo con las palabras del poema de Klopstock, amplificado por el propio Mahler, Auferstehe’n, ja aufersteh’n wirst du, resucitarás, si, tu resucitarás. Un solo de la contralto canta las palabras, O glaube, mein Herz o glaube!, ¡Oh cree, corazón mío, cree!, consigue apagar la última duda. Una certeza que exalta a todos los participantes. Los coros entran con variaciones del tema de la resurrección. Sigue un dúo de la contralto y la soprano, al que se unen luego los coros, anunciando el triunfo final sobre la muerte. Termina con una apoteosis final, en la que todos los coros unidos cantan Aufersteh’n en fortissimo. Al final del movimiento se permite al coro desarrollar toda la potencia vocal de que es capaz en un final como hay pocos: con coro, solistas, la nutrida orquesta en pleno, los metales a toda potencia, dos arpas, percusión, mucha percusión, gongs, campanas, hasta el órgano… 
Aquí va el apoteósico Final de la 2ª Sinfonia "Resurrección" de Mahler con la  Joven Orquesta Simón Bolivar de Venezuela y el National Youth Choir of Great Britain, dirigidos por Gustavo Dudamel.  ¡Esto es un auténtico Finale brillante como hay pocos! Disfrutadlo.





martes, 15 de octubre de 2019

Más de mi música


Midnight Special es una canción popular tradicional que se cree se originó entre los prisioneros en el sur de Estados Unidos. La canción se refiere al tren de pasajeros Midnight Special.
La canción se interpreta históricamente en el estilo country-blues desde el punto de vista del prisionero y ha sido interpretada por muchos artistas.
Ya en 1905 aparece por primera vez un registro sobre ella. Como tantas canciones populares americanas, su héroe no es un hombre sino un tren . La luz del tren es vista como la luz de la salvación, el tren que podría alejarlos de los muros de la prisión.

Let the Midnight Special shine her light on me,
Let the Midnight Special shine her ever-loving light on me

Sólo en un registro recogido por los hermanos Lomax en la Penitenciaría del Estado de Mississippi, identifica el ferrocarril que opera el Especial de Medianoche, el Central de Illinois que tenía su ruta a través de Mississippi. Pero no está claro del todo. Lo más probable es que la canción se refiera al tren Houston a New Orleans que partía de la estación Union de Houston poco antes de la medianoche.
La versión de Harry Belafonte de 1962; es notable por contener la primera grabación oficial de Bob Dylan tocando la armónica. Dylan también hace referencia a una línea de la canción - "Shine your light on me" - en la canción, "Precious Angel", de su álbum de gospel de 1979 Slow Train Coming
Paul McCartney la ha interpretado en numerosas ocasiones (con The Beatles y solo) y ABBA grabó la canción en 1975 para una obra benéfica.
La versión que yo tengo, y no sé ni cuando ni como llegó a mis manos, es la de Paul Evans de 1960.
Esta canción se convirtió en uno de los grandes 'estándares' del movimiento folk / blues, y tuvo una nueva oportunidad cuando en 1969 John Fogerty de Creedence Clearwater Revival arregló una versión para la banda. En sus conciertos, el ritmo de CCR proporcionó una forma completamente nueva de escuchar la canción, que fue bien recibida por una nueva generación, que de otra manera no habría tenido la oportunidad de fijarse en ella. 


                 Paul Evans 1960                                                    Creedence Clearwater Revival 1969


Skeeter Davis, cantante de género Country de principios de los 60, nos da la receta de cómo cantar una de las canciones más pesimista del mundo con una dulzura que impresiona. Volvemos otra vez al tema sobre el que más se ha cantado a lo largo de la historia, el amor. Dentro de sus múltiples variantes, las pérdidas, son unas de las más prolíficas fuentes de inspiración musical y esta es una de ellas.
The End of the World de 1962 no es un título tremendista para el profundo sentimiento de pérdida que se expresa en esta canción. Fue un gran éxito popular que hemos escuchado en películas y series.






Mr Lonely fue grabada por primera vez por Bobby Vinton en 1962 en un LP. La canción permaneció 15 semanas en el Billboard Hot 100, alcanzando el nº 1 en diciembre de 1964, siendo una de las pocas canciones que llegaron al número uno en USA durante la invasión inglesa encabezada por "The Beatles".
Vinton comenzó a escribir la canción mientras servía en el ejército. La canción describe a un soldado que es enviado al extranjero y no tiene comunicación con su hogar. El cantante lamenta su condición y desea que alguien hable con él. El single de la grabación de Vinton fue lanzado justo cuando la Guerra de Vietnam se intensificaba y muchos soldados experimentaban una situación similar. En la versión de Vinton destacan sus sollozos emocionales durante el segundo verso.



Ain't no sunshine compuesta y cantada por Bill Withers surgió según él en el cine: "Estaba viendo una película llamada Days Of Wine And Roses (1962) con Lee Remick y Jack Lemmon.
En su primer lanzamiento, esta canción no apareció en las listas del Reino Unido, pero la versión de Michael Jackson en 1972 la catapultó hacia los primeros puestos.
No hay introducción en esta canción, ya que las voces entran de inmediato. Esto fue considerado como malo para fines de marketing, ya que significaba que los disc jockeys no podían comentarla, pero le dio a la canción una estructura más interesante.
La parte donde Withers repite "I know, I know" se ha convertido en un estribillo muy reconocible de la canción, pero no era lo que tenía en mente el autor. Estaba pensando en cómo seguir la letra e introdujo el I know involuntaraimente. Booker T. era el productor y también estaban los MG, Stephen Stills y Graham Nash en la grabación, y todos estuvieron de acuerdo en que lo dejara así.
En la canción de 2015 de Shawn Mendes "Sé lo que hiciste el verano pasado", él y su compañera de dúo, Camila Cabello, cantan secciones "I know" similar a como lo hizo Withers en "Ain't No Sunshine".