martes, 22 de febrero de 2022

Mahler – Sinfonía nº 1


Muy pocos se atrevían con Mahler hasta que Bernstein se puso a ello en la primera mitad de los años 60. Hubo alguno como Bruno Walter pero casi nadie se interesaba por Mahler. Algunos directores de orquesta opinan que nunca habían conocido un compositor que hiciera algo semejante con la orquesta. Para una orquesta es uno de los mayores desafíos . Mahler lo lleva al extremo.

Yo, hasta que no ví la peli Muerte en Venecia en 1972 no sabía nada de Mahler (supongo que como la inmensa mayoría de los jóvenes de entonces), pero el Adagio  de la 5ª me llevó a entusiasmarme con él.

Y Leonard Bernstein mientras estudiaba estas y otras partituras y dirigía, también componía, y entre sus obras más populares están la banda sonora de Un día en Nueva York en 1944 y West Side Story para el musical de 1957 y la peli estrenada en España en 1963 y, por supuesto, de la nueva versión de Spielberg.

Las sinfonías de Mahler no sólo son difíciles para los intérpretes, también lo son para el público. Con Wagner, Brahms y Strauss, la música romántica alemana, prácticamente llega a su fin. Luego vienen los dodecafónicos y ya no queda mucho espacio para Mahler y Bruckner. Pero en el caso de Mahler hubo un renacimiento milagroso más o menos medio siglo después de su muerte. Ello fue debido a los propios músicos que en cuanto tuvieron la oportunidad de interpretarlo se dieron cuenta de lo interesante que era. Primero fue en Estados Unidos y tardó un poco más en ser aceptado en Viena, quizá porque ni Karajan ni Böhm se decidieran a dirigir sus obras más que en alguna ocasión.

Mahler nació en un pueblo de Bohemia, no lejos de Viena y las melodías populares o de la música klezmer, tradicional askenazí, se mezclan con la música “seria” como si fueran intrusas y esa variedad es uno de los mayores encantos de su música. Grandes creadores de su época Kafkka, Mahler, Proust, Freud eran judíos y todos agitaron la estructura cultural establecida.

El Tercer movimiento de la Primera Sinfoníasolemne y mesurado, sin arrastrar, disipa la alegría del movimiento anterior inmediatamente: escuchamos una figura melódica repetida, sobre la que un contrabajo solista apagado toca "Frère Jacques". Mahler lo describió como "Una procesión fúnebre pasa junto a nuestro héroe.

El solo de bajo se convierte en un canon, tocado por varios solistas a medida que los vientos de madera introducen una contramelodía lacónica que ignora el estado de ánimo general. Luego los oboes tocan música klezmer, eventualmente adelantando a la procesión fúnebre, la percusión proporciona un acompañamiento mientras las cuerdas juegan su parte "col-legno", con la madera del arco.

Una nueva melodía devuelve gradualmente la música a su estado de ánimo original. Hay luego un cambio cuando Mahler adopta otra canción. Las palabras de su estrofa final revelan su intención: sentado bajo un tilo, el protagonista, contemplando la pérdida de su primer amor, siente que puede "descansar dormido". La pérdida de su primer amor es abrumadora: ahora quiere despedirse de una vida donde sus "compañeros eran amor y sufrimiento".

La música de la apertura regresa pero es rápidamente interrumpida por la música klezmer. La música llega a su clímax cuando Mahler superpone las tres melodías, ¿es esto para recordarnos que en la vida, la alegría y la tristeza siempre coexisten? El estado de ánimo original regresa con dos golpes sordos y, sin pausa, sigue el 4º movimiento (minuto 10:34), de mayor intensidad dramática, tempestuosamente agitado. Empieza con un estallido de la orquesta con metales, platillos y bombo, redoble de timbales, pizzicato de la cuerda, definido por Mahler como improvisado estallido de desesperación, como el grito de un corazón herido. Su comienzo es tan inesperado, que el día de su estreno en Budapest, una mujer saltó alarmada de su asiento en uno de los palcos, cayendo con estrépito su bolso a la platea, un incidente que divirtió al compositor.

Y es una pena cortar. Es una de las sinfonías más cortas de Mahler y dura casi una hora. Y da gusto ver a Bernstein dirigir.


 Leonard Bernstein - Orquesta Filarmónica de Viena

viernes, 4 de febrero de 2022

Bossa Nova


Fue en 1947 cuando el bajo americano Barbasin y el guitarrista y compositor brasileño Laurindo Almeida hicieron unas grabaciones que poco a poco fueron pareciéndose más a una mezcla de samba y jazz. Almeida grabó un disco que no interesó gran cosa y lo repartió entre compositores y músicos brasileños. Pasó una década para que diera su fruto y así la bossanova llegaba a ser la base de las improvisaciones de todas las orquestas de Sao Paulo a Rio. A principios de los 60 todo el mundo creía que la bossa nova desaparecería en los Estados Unidos, pero gracias a Stan Getz y otros musicos leales como Joao y Astrud Gilberto, tendría un renacimiento y un éxito único en la historia de la música.

Será Charlie Byrd quien instigue el interés de los músicos de jazz, especialmente los de la Costa Oeste, por la "bossa nova". Concretamente, Byrd introdujo en ella a Stan Getz e impulsó la grabación en 1962 del disco de este, "Jazz samba", en el que se incluyó la versión Stan Getz y Charlie Byrd de Desafinado compuesta por Antonio Carlos Jobim, que supuso el lanzamiento del género en todo el mundo y que prefería a La chica de Ipanema, que no le apetecía tocar aunque bromeaba con que sería con la que pagaría la carrera de sus hijos. Pero Stan Getz en cuanto empezaba a soplar con su saxo  se lo tomaba muy en serio hasta el punto que puede creerse que la canción  se compuso pensando en el saxo tenor. La composición es magistral y, un lujo, la progresión armónica. Cuando a finales de los 50 y siguientes, las canciones pop fueron volviéndose cada vez más simples, se ve que nadie se lo comunicó a Jobim, pues el carioca metió más modulaciones y giros melódicos en Desafinado que muchos grupos de rock en toda su carrera.

Entonces nadie sabía que Astrud Gilberto sería la encarnación de la bossa nova. Empezó a cantar por casualidad cuando Stan Getz y Joao Gilberto buscaban una cantante para la la versión portuguesa de Girl from Ipanema de los grandísimos Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes. Su gran éxito, a pesar de que nunca había recibido instrucción musical, fue debido, quizá, a que no había retoques artificials que pudieran estropear la sencillez de su actuación.

En 1963 estaba acompañando a su esposo en Nueva York mientras grababa con el pianista y compositor Antonio Carlos Jobim y con el saxofonista estadounidense Stan Getz un disco de fusión entre el jazz y la bossa nova. A instancias de su esposo, Astrud Gilberto cantó unas estrofas y gustó tanto su voz que, a pesar de no tener experiencia previa, grabó el disco Getz/Gilberto . Su éxito cantando Garota de Ipanema la catapultó como una de las intérpretes más conocidas de una época de oro de la música brasileña. A partir de entonces emergió como nombre reconocible en todo el mundo y comenzó una larga carrera artística. 

Aunque hay un video anterior, con una Astrud Gilberto más fresca, he preferido la versión en que está acompañada por Stan Getz que debe ser en 1964.


En 1967 se publicó el álbum Frank Albert Sinatra & Antonio Carlos Jobim. Junto a las composiciones originales de Jobim, Corcovado (Quiets night…) de 1960 y Girl from Ipanema, el álbum presenta algunas del Gran Libro de Canciones Americanas, entre ellas "Change Partners" y "I Concentrate on You" arregladas en un estilo bossa nova.

En la 10ª Edición de los Premios Grammy en 1968 Francis Albert Sinatra & Antônio Carlos Jobim fue nominado para el Grammy al Mejor Álbum del Año, pero perdió ante el Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band de The Beatles, era mucha competencia, y Sinatra ya había ganado previamente el Grammy al Mejor Álbum dos veces consecutivas, en 1966 y 1967.



Corcovado (Quiet Nights of Quiet Stars) de Jobim es considerada ya un estandar del jazz que ha sido interpretada y grabada por decenas de musicos.  La canción recrea una atmósfera de sosiego mediante una serie de frases que se suceden tono arriba y tono abajo. Corcovado podrá servir de nana pues ni siquiera los dos saltos interválicos logran alterar la placidez del conjunto. Aquí sigo con Astrud Gilberto. El saxo no es Stan Getz.




Unos años despues, en un álbum que todos los amigos teníamos en casa - Vinicius de Moraes con Maria Creuza y Toquinho en La Fusa) - de 1975, había una pieza de Baden Powell y de Moraes, Samba em Prelúdio , que me gusta especialmente y bailamos profusamente.

Vinícius de Moraes inicialmente se negó a agregar la letra, creyendo que las melodías eran plagiadas de Chopin. Solo cuando Powell le aseguró que la canción era una composición original y de ninguna manera de Chopin, escribió su letra de improviso, alegando que Chopin se había olvidado de componer esta canción.


La voglia la pazzia l'incoscienza l'allegria álbum de 1976 es una reinterpretación de varias músicas brasileñas de bossa nova, escritas por algunos de los nombres más importantes de la música brasileña como Antônio Carlos Jobim y Chico Buarque, cantadas en italiano. Parece un álbum conceptual, como una obra marcada por un hilo conductor único: un álbum temático compuesto por canciones y poemas interpretados por Vinicius, donde muchas veces no hay pausa ni fin entre una pieza y otra, que parece casi la continuación. Me gusta especialmente Un altro addio por Ornella Vanoni, Toquinho y De Moraes. Tuve el gusto de escuchar a Ornella Vanoni  en directo y al aire libre una noche en los Festivales de Peralada y fue una gozada.



jueves, 3 de febrero de 2022

Canciones francesas

Nadando un poco esta mañana en la piscina, como de costumbre iba con mi mp3 acuático, y me han sonado, una de tras de otra, las 4 canciones de un disco de 1962 (en España) del que ya he hecho referencia en otras entradas del Blog.

Era el disco EP de Johnny Hallyday en que, en la cara A venían Let’s twist again y Viens danser le twist (la misma canción, en idioma original y francés) y, en la cara B, Avec une poignée de terre (versión francesa que nos llegó antes de A hundred pounds of clay de Gene McDaniels) y Oh! Toi qui regrettes.

Éste EP fue muy apreciado en todos los guateques, ya que tenía el famoso twist, Un puñado de barro un poco más lento y, al final, uno lento del todo para descansar y no dejar a la chica de tus anhelos.



Y tras escuchar esto, la mente se me ha ido a otras francesas, una ya ha salido antes, pero siempre me tocan muy adentro. Hace unos días, en una peli, una chica con problemas sentimentales empieza a poner discos y un compañero de piso comenta (más o menos): “ Uy! Si ya estamos con canciones francesas, malamente”. Pues eso.

Mientras venía para casa recordaba L’écharpe de Maurice Fanon de 1963, aunque a mí me llegó en el 64-65, que tiene un doble e íntimo recuerdo para mi (Si je porte à mon cou - En souvenir de toi). Tiene una rima perfecta con los cou, toi, soie, nous, froid, vous, toi, doigts, doux ...



Y como no podía faltar mi favorita francesa, Françoise Hardy, en una de sus amorosas y melancólicas canciones, de 1971,  Il n'y a pas d'amour heureux. La letra es del poeta Louis Aragon y la música de Georges Brassens.


Como estaba en duda si poner Il n'y a pas d'amour heureux o Soleil, tambien del 71, pongo las dos.