En su momento me llamaron la atención algunas de sus primeras canciones hasta que, de nuevo, mi hija me insistió en que los escuchara más detenidamente. Yo siempre le decía que aquello no era más que country y que para eso ya estaba el original. Pero no, tenía razón, por supuesto era country, pero te llegaba más cerca ya que estaba en tu lengua y Enrique Urquijo tenía una sensibilidad cantando que atrapaba.
Y encima , Enrique se montó otro grupo, Los Problemas, con sus gustos más personales, rancheras, versiones y temas propios. canciones de otro estilo pero no muy alejado del country y que aún le acercaban más a un sensible público. Con ellos grabó 2 álbumes antes de su muerte en 1999.
Cuando mi hija se leyó el libro Adiós tristeza sobre la vida de Enrique Urquijo, me lo pasó y comprobé que yo vivía en Madrid junto a la casa de sus padres y que él pasaba por delante de casa para ir al colegio donde también iba mi hermano. Y que vivió con su última pareja en la misma calle Guzmán el Bueno donde vivía yo.
Quiero beber hasta perder el control. Ningún otro grupo o artista del pop español ha sabido asumir y mezclar dentro de sus influencias, músicas tan dispares aparentemente y genuinas como puedan ser el country y la canción mexicana, con la magia y la personalidad que lo han hecho Los Secretos. Enrique, declarado fanático de estos dos universos musicales, se empeñó en que ambos mundos confluyesen en Quiero beber hasta perder el control, otro de los éxitos más memorables e inevitables de la carrera de Los Secretos. La canción, que en lo literario tomaba mucho más de los excesos etílicos de ciertas rancheras mexicanas que de la más virtuosa vida campestre del country norteamericano, se convirtió en otro de sus grandes éxitos, allá por 1986.
Ojos de gata. Otra de las más deliciosas canciones del repertorio de Los Secretos saldría de un texto inconcluso que Joaquín Sabina deslizó alguna noche de copas en el bolsillo de Enrique y al que algunos meses después Enrique le añadiría una inspiradísima melodía. Curiosamente, por esa misma época, Sabina olvidando que había entregado esta letra a Enrique, por su parte, le pondría otra melodía de tono mexicano, desarrollando eso sí, las últimas estrofas de la letra con otro desenlace y añadiéndole un nuevo estribillo dando lugar a Y nos dieron las diez. Ambas canciones, la cantada por Enrique y la popularizada por Sabina, convivirían en las listas de éxitos de 1992 en perfecta armonía sin reproches ni culpabilidades entre los cantantes.
Ya me olvidé de ti. Canción original mexicana cumple con todo lo imprescindible que ha de llevar una ranchera frases como "ya no te quiero", "ayer que te encontré vencida y triste" o "hoy te juro por Dios que nada siento" y la definitiva "y de esto estuve yo enamorado".
Agárrate a mí, María es una adaptación de un tema escrito por Warren Zevon llamado Carmelita, cuya versión por Linda Ronstadt llegó a ser muy popular a finales de los años 70. Al ritmo de ranchera también se agarrará Enrique Urquijo para contar esta historia amargamente impudorosa y en la que Enrique le habla a su hija de algunos de los líos y problemas que está provocando su terrible adicción a las drogas.
Amor se escribe con llanto. Probablemente, fue a través de Mª Dolores Pradera como Enrique (que en su etapa final de Los Problemas se acercó a este sonido casi como principal leit-motiv de su carrera) conoció y convirtió desde el primer momento en uno de sus favoritos. El pasillo colombiano titulado "Amor se escribe con llanto", y del que es autor Álvaro Dalmar.
En 1998, Enrique decía: "Me gusta abstraer un poco los temas y hacerlos a mi modo. La máxima representante aquí es María Dolores Pradera y en Méjico lo ha sido hasta ahora Chavela Vargas. Yo, humildemente, pretendo recoger la antorcha de esta gente y seguir haciendo que esas canciones se escuchen." Toda una declaración de amor por un sonido y una sensibilidad que es la que recogen las composiciones de Chabuca Granda, José Alfredo Jiménez o el mismo Álvaro Dalmar, y que era la principal razón por la que Enrique acabó tan apegado a este tipo de música.
Aunque tú no lo sepas Letra y música del cantautor madrileño Quique González, declarado fan de Los Secretos que de esta forma firmaba un tema que acabaría convirtiéndose en todo un clásico del pop español en la voz de Enrique Urquijo. Enrique la grabaría por primera vez para el disco Desde que no nos vemos, editado en 1998, con su formación paralela a Los Secretos, Enrique Urquijo y Los Problemas, aunque en la canción también participó su hermano Álvaro tocando guitarras junto al piano de Begoña Larrañaga, los violines de Eduardo Ortega y el chelo de Amaia Sánchez Ruano. Una canción impregnada de belleza y melancolía por la que no parece correr el tiempo.