domingo, 20 de octubre de 2024

A degüello: Tiomkin, Morricone

 


Hace unos días me encontré en la tele, mediada la película, Río Bravo, y seguí viéndola por enésima vez. Es un peliculón del Oeste como pocos. Y los actores, da gusto volver a verlos. En un momento suena una pieza musical que me recordó que también sonaba en El Álamo de John Wayne. Era el toque "a degüello" que, originariamente, fue un despiadado toque de tambor y/o corneta que ordenaba a las tropas propias la lucha sin cuartel, sin hacer prisioneros, cortándoles el cuello de "oreja a oreja" a todo enemigo que se rindiera.

El toque era de origen musulmán, de los moros asentados en la península ibérica. Más tarde fue adoptado por las tropas españolas, como relatan muchos textos y citas de la época. Finalmente, el toque "a degüello" es adoptado como toque de trompeta de la caballería mexicana, que ordenaba a las tropas entrar en combate sin pedir ni dar tregua ni cuartel. Este toque incluía la orden de no tomar prisioneros, aunque se rindieran, y a estos se les degollaba.

Es conocida la orden del general Santa Anna durante la batalla de El Álamo, en 1836, de dar el toque a degüello durante varios días antes del asalto final, como medida de guerra psicológica contra los defensores

En el fantástico film Río Bravo, rodado en 1959 por Howard Hawks, se escuchó por primera vez el tema «A Degüello» compuesto ad hoc por el genial compositor de origen ucraniano Dimitri Tiomkin, quince veces nominado al Óscar por partituras tan inolvidables como Sólo ante el peligro (1952), Escrito en el Cielo (1954) o El viejo y el mar (1958). En Río Bravo, aquellos cuatro héroes —Dean Martin, Ricky Nelson, Walter Brennan y el propio Wayne—, eran sometidos a la misma tortura psicológica que los tejanos, por el villano que tenía cercada la oficina del sheriff donde aguardaba preso el «malvado» Claude Akins, obligados a soportar aquel malhadado sonsonete en el silencio de la más oscuras de las noches. El "a degüello" de Tiomkin no era el mismo que el original, pero a quedado como si lo fuera.



El éxito de la pieza de Río Bravo condujo al propio John Wayne a reutilizarla en la banda sonora de El Álamo de 1960, con él mismo como Davy Crockett, Richard Widmark y Laurece Harvey. «A Degüello» significaba «no mercy» como diría el viejo Wayne, un terrible toque de advertencia, que anunciaba que tras el ataque no se harían prisioneros. 



En Por un puñado de dólares, trabajaron juntos por primera vez Ennio Morricone y Sergio Leone en 1964, fue la cinta responsable de su primer gran ascenso a las masas y también como un banco de pruebas de la relación entre el compositor y el cineasta. Así lo explica Morricone: "Estuvimos a punto de romper en la escena final, ya que él (Leone) se había empecinado en una pieza usada de manera provisional en la fase de montaje: 'A degüello'. En efecto, a menudo se daba y se da esta tendencia: en la fase de montaje, cuando los temas aún no estaban escritos, te servías, y te sirves, de un tema ya existente".

"Como uses eso, dejo la película", amenazó Morricone al director. "Y la dejé… Poco después, Leone dio un paso atrás y, enfadado, me dio más libertad. 'Ennio, no te pido que imites, sino que hagas algo parecido'. Pero ¿qué quería decir esa frase?", narra el músico en sus memorias. Así, aunque la pieza era distinta, se parecía mucho a "a degüello".



El éxito del film, lleva a la secuela 'La muerte tenía un precio' donde el villano utiliza la melodía de Morricone que sale de su reloj con carillón para torturar a sus enemigos, creando un efecto envolvente de música de cine, muy imitado a posteriori. Cómo vuelve a hacer en 'El Bueno, el Feo y el Malo'.




El sonido de estas tres películas consigue alterar el panorama del género. Nunca antes se había escuchado música tan disonante y extraña en una película del Oeste: aquellos gritos, silbidos y alaridos eran un contrapunto perfecto al sonido "bigger than life" que reflejaba Hollywood en su cine del Oeste. Un estilo que se llegará a exigir a compositores como Jerry Goldsmith quien lo emula en piezas dispares como 'Bandolero!' o 'Rio Conchos' que incluyen silbidos y látigos entre otros matices.



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