Quien iba a pensar que un compositor inglés que hacía canciones para el programa de televisión infantil Capitán Canguro podría crear una balada tan majestuosa como My one and only love?. En el año 1963, el ya consagrado John Coltrane, recibía una oferta de su mítico sello IMPULSE, para grabar un disco con un vocalista. Coltrane, ya entonces famoso por hacer en el terreno musical sólo lo que le apetecía y tocar solamente con quien quería, puso como condición que el vocalista fuera un absoluto desconocido llamado Johnny Hartman (cuyo último disco se había publicado hacía ya la friolera de 10 años, obteniendo un éxito discreto).
Su mágico saxo se despereza al principio de las canciones arrancando notas gruesas y suaves que parecen salidas del propio corazón, y cuando a él se empareja la grave y profunda voz de Hartman, acariciada por un discreto piano (McCoy Tyner), la obra se convierte en maestra y absolutamente irrepetible. El jazz de Coltrane alcanza junto a Hartman las estrellas, te hace volar, literalmente, te hace soñar, te emociona… Si uno cierra los ojos e imagina cómo debería sonar un disco de jazz (pausado, acompasado, con improvisaciones elegantes, mostrando una perfecta armonía de los instrumentos que confluyen y difluyen a partir de una o varias ideas comunes y se engarzan apoyándose mútuamente sin estorbarse...), está pensando en Coltrane y Hartman.
Esta fue la única ocasión en la que el mítico Coltrane accedió a grabar un disco con un cantante como lider. No es exagerado pensar que su versión, con Hartman, del estándar My one and only love consigue algo tan difícil como hacernos dudar de si no es mejor que la clásica que firmaron Ben Webster y Art Tatum. Los dos primeros minutos son la mejor demostración de que el poderoso saxo tenor de Coltrane podía ser no solo torrencial y espiritual, sino también profundamente delicado y exquisito.
De su segundo álbum de 2009 es su Our love is easy. La música arranca con el bajo-cello, luego la guitarra, el piano (dudoso) suavemente, el cello, la trompeta, todos arropando a esa voz suave de la cantante que sube y baja según lo va mandando la emoción. Es una pieza pop pero que en muchas ocasiones la interpreta en estilo jazzy, cómo en esta ocasión. Es jazz sin serlo. Aquí no hay saxo aunque la trompeta podría haber sido sustituida por uno.
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