sábado, 6 de julio de 2019

Pavlov, los perros y yo.


Durante los años 80, mientras estudiaba en casa, escuchaba todos los días de 6 a 7 de la tarde en Radio 4 a Joan Tortosa locutor especialista en rock de los 50 y de country en el programa "Torçant l'agulla".
Escuchaba el programa, estudiaba (lo de menos) e iba grabando en casettes lo que me gustaba. Tenía entonces un pastor alemán, Nimbo, que se tumbaba a mis pies durante el programa que se despedía siempre con: Goodnight my love grabada en primera instancia por Jesse Belvin en 1956. Entonces le ponía la correa a Nimbo y salíamos a dar su paseo vespertino
El programa terminó y cuando tiempo después ponía las casettes y sonaba esta canción, fuera la hora que fuese, Nimbo se ponía delante de mí y me indicaba que había que salir. Y esta canción siempre me lo recuerda. Típico condicionamiento de Pavlov para Nimbo, entonces, y para mi ahora.
Y de recordar a Nimbo paso a recordar todos los otros perros que me han acompañado a lo largo de muchos años. Mao, no podía llamarse de otra forma habiéndome llegado en 1967. En aquellos años no había cámara de fotos en casa así que no puedo mostralo; era de raza indeterminada entre pastor alemán y podenco andaluz. Donna, una pastor alemán, por la canción “Donna Donna” de Joan Baez en 1970. Nimbo, otro pastor alemán, en los 80, cuando ya trabajaba en Meteorología, de ahí el nombre. Gus, un spaniel-tibetano, muy pequeño que recordaba al ratoncito Gus de La Cenicienta y a un gusano, por lo pequeño, en los 90. Y finalmente, Priya, una preciosa Cavalier, cuyo nombre significa “Querida” en sánscrito, desde 2016.





No hay comentarios:

Publicar un comentario