lunes, 14 de septiembre de 2020

Los 60's dieron para mucho.


En mis primeros guateques escuchábamos-bailábamos canciones de: Paul Anka con Diana, Adan y Eva, etc.., The Blue Diamonds con Ramona y Mona Lisa, The Platters con My Prayer, Smoke gets in your eyes, Only you.., Elvis con It’s now or never y Surrender, un montón de Connie Francis, algo de Neil Sedaka… Al rock no le pegábamos casi nada, era difícil. Nos atrevimos, tras algunos ensayos en privado, con el twist que era más fácil y que nos llegó con Johnny Halliday y Adriano Celentano. Aun no habían llegado The Beatles y, como es lógico en aquella época, preferíamos los lentos o “agarrados”, aunque si bailabas bien el twist podías ligar algo más.

Llegábamos a bailar piezas muy conocidas aunque poco adecuadas para el baile. En mi defensa puedo alegar que los discos no eran míos ya que no era mi casa. Supongo que eran discos de los padres. Como ejemplo de esto último aquí van dos muestras, que calculo debía ser durante el curso 61-62, cuando las bailábamos.

Una, de la película El árbol del ahorcado de 1959, su tema principal por Marty Robbins. Al escucharlo me parece dificultosa de bailar. Parece que había que ir dando saltitos. Pero nos acomodábamos.

Otra, la versión de Ray Conniff de la Serenata de Schubert. Ray Conniff fue un destacado músico, director de orquesta, arreglista vocal e instrumental y trombonista estadounidense. Se caracterizó por emplear un coro acompañando a la orquesta que él formó.  Destacó sobre los demás directores de orquesta por los arreglos vocales para su coro y los musicales hechos para los variados ritmos de la música de otros artistas. Conniff grabó desde estándares de jazz de las grandes bandas de los años 1940 y 1950, hasta clásicos del pop, o conocidas piezas de música clásica. Aunque no se destacó por una producción original, su estilo particular fue suficiente para ser aceptado por un gran público. De hecho, Ray Conniff y su orquesta es una de las mejores demostraciones de como un estilo particular, un arreglo orquestal muchas veces elemental, sumado a un coro de aceptable calidad, puede tomar creaciones musicales de diferentes estilos y transformarlas en un modelo de negocio musical altamente rentable sin generar producciones originales. Si se popularizaba un tema musical, este corría el riesgo de ser tomado por Ray Conniff, quien le aplicaba su estilo singular con el objetivo de hacerlo llegar al público que le seguía. La grabación es de 1958, muy rítmica, con el estilo típico de Conniff y típicamente agradable. El disco que nosotros bailábamos, el editado ya en España, era del 60.


Avanzando en el tiempo, un curso más tarde, escuchábamos más los éxitos del momento en la radio y hasta en la tele, en programas como Amigos del martes (y luego del lunes) y Escala en Hi-Fi. Y ya nos llegaban canciones  como las siguientes: Let’s dance que alcanzó a ser disco de oro, era un twist de Chris Montez de 1962 que se escuchó y bailó profusamente.. En España se editó en single y en la cara B había una lenta You’re the one que a mí también me gustaba. En 1963, en una gira, actuó en Liverpool y The Beatles fueron sus teloneros.

Sylvie Vartan hizo ese mismo año su versión , con el título Dançons, que nos llegó antes que la original. Al año siguiente, Enrique Guzmán hizo la versión en español y la tituló Oye niña que incluso bailaba y cantaba en Canta mi corazón, película de 1964.

Aquí he unido una actuación de Chris Montez y un bailongo de la época, en el que bailan de todo menos twist.


Chariot, I Will Follow Him o La Tierra, distintos títulos para la misma canción en francés, inglés o español. Una pieza en principio orquestal de 1961 que Petula Clark nos hizo llegar en 1962 y Ennio Sangiusto en el 63 la subió hasta el n.º 1 en español.

A partir de aquí, las canciones  que menciono ya no eran motivo de baile sino de escucha o comentario. Los  bailes ya se hicieron más íntimos, ya no estábamos de guateque,  ya éramos mayores.

Honey cantada por Bobby Goldsboro en 1968, fue inmediatamente e inmensamente popular. Vendió un millón de copias en sus primeras tres semanas, el récord de ventas más rápido en la historia de United Artists. Fue disco de oro, disco más vendido en todo el mundo en 1968, más popular incluso que "Hey Jude". Fue un éxito crossover”, encabezando las listas de singles pop y country. La canción fue premiada como Canción del año en 1968 por la Asociación de Música Country.

Hoy en día, la canción es a veces menospreciada, a pesar de su popularidad. En una encuesta de 2011, los lectores de Rolling Stone clasificaron a "Honey" como la segunda peor canción de la década de 1960. Es curioso como unas canciones con tema similar,la muerte de uno de la pareja de enamorados,  como en Tell Laura I love her, Terry de Twinkle y Honey fueron consideradas de mal  gusto y censuradas o boicoteadas por alguna crítica. La verdad es que la letra es muy triste.

Siempre que la escucho me viene a la memoria la portada de la novela Cien años de soledad. Y no tienen nada que ver, sólo que tanto la novela como el disco fueron un regalo de mi cuñado (entonces novio de mi hermana) en el curso 68-69.


La canción Je t'aime... moi non plus fue grabada originariamente en 1968 por Serge Gainsbourg y Brigitte Bardot. La instrumentación se inspiraba claramente en el reciente éxito "A Whiter Shade of Pale" del grupo Procol Harum .

La grabación de Gainsbourg y Bardot se radió muy pocas veces, causando un gran escándalo, y Bardot le pidió a Gainsbourg que no la lanzase en disco. En ese mismo año 1968, Serge Gainsbourg conoció a la actriz inglesa Jane Birkin y formaron pareja. Ambos grabaron una nueva versión de la canción, que fue lanzada en 1969.

El tema fue polémico porque ninguna canción había representado hasta el momento un acto sexual tan directo. Además, Jane Birkin simula un orgasmo en la canción. Fue fundamentalmente esta la causa por la que la canción fue prohibida en las radios de España y bastantes países más. Aunque estaba censurada en España, yo recuerdo haberla escuchado en Las Palmas aquel verano del 69. Denunciada por el Vaticano y censurada por el periódico L'Osservatore Romano. Birkin dijo que Gainsbourg denominó al Papa "nuestro mayor relaciones públicas".


Sweet Caroline de 1969 fue un éxito, si no el mayor, de Neil Diamond. Y eso que tuvo muchos en aquellos años. Quizá contribuyó a ello que bastantes años después, en la conocida peli Beautiful Girls, la cantan todos los amigos (aunque es una pena que Natalie Portman no esté en esa escena).






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