jueves, 14 de noviembre de 2019

L’amour. Toujours l’amour


La chanson de vieux amants  es una de las más perfectas de Jacques Brel. Grabada en 1967, algo después de Ne me quitte pas.  La canción es el más hermoso testimonio de amor que dejó Brel, realista y lleno de trampas, amargo y tierno a la vez, empapado por el peso de los años y por las veces en que el sueño de un amor romántico traspasó el umbral de los deseos incumplidos.
Una canción de amor, pero un amor tormentoso y de muchos años en los que ha habido momentos difíciles y amargos;  un amor que ha perdido el amor de una relación, un amor donde ha habido infidelidades, en el que uno y el otro se conocen perfectamente. Y sobre todo el concepto del amor que casi es un reflejo de su propia vida, en el que aparece la necesidad de dar rienda suelta a los instintos más inmediatos, de un hombre que llegó a tener tres amantes a la vez, pero en el que también se pregunta si vivir en paz no es la peor de las trampas para los enamorados, para al final terminar de recoger lo maravilloso que hay en el fondo de la que define como una “tierna guerra”.



Harvest moon de Neil Young de 1992 es una canción que desde el primer momento me gustó y me dió una sensación alegre dentro de su tono semi triste.
Harvest Moon es una obra maestra. La canción celebra la longevidad en las relaciones y los amores con una melodía impecable respaldada por un arreglo musical perfecto. Desde el riff acústico inicial hasta la steel guitar, las sutilezas de sonidos etéreos, pinceladas suaves en la batería, el exquisito arreglo y las voces de acompañamiento (que incluyen a Linda Ronstadt) subrayan esto. Esta canción captura la esencia de la belleza y el romance, tan bien como ninguna otra canción.
Es una canción dedicada a su esposa y los dos bailan en el bar del video.






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